Era un momento crítico
para el pueblo de Israel, pero Dios contestó al clamor de su pueblo,
y su primer paso en la salvación de su pueblo fue elegir no a un
hombre sino a una mujer, ahh herman@s aquí es donde aparece Jocabed.
Jocabed, esposa de
Amrán de la tribu de Leví. Alguien podría decir o pensar que
es una de las injusticias de la historia que, a pesar de su noble
ejemplo de fe combinado con sus obras, su nombre es uno de los menos
conocidos de las Escrituras: “la madre de Moisés”, no su nombre
era Jocabed. Quiza es porque, cual astro brillante en presencia del
sol, se pierde en el fulgor de su ilustre hijo.
Sea como fuere, no por
eso pierde su importancia en el firmamento de las grandes
personalidades de la Biblia, pues con toda justicia, Jocabeb es una
de las grandes madres de todos los tiempos, debido al papel decisivo
que jugó e la historia del pueblo Escogido. Su derecho a una fama
imperecedera no descansa tato e su parentesco con Moisés, sino en su
gran parte fe la cual pudo elevarse por encima de obstáculos que
parecían insuperables. Cuando la situación política de su pueblo
había sondeado las profundices de la desesperación Jacobeb no pudo
olvidar la promesa del Señor a Abraham Ten por cierto que
tu simiente será peregrina en tierra no suya y servirá a los de
allí y serán por ellos afligidos cuatrocientos años....Mas en la
cuarta generación volverán acá…Gn 15: 15-18
EL INGENIO MATERNO
El tiempo para el
cumplimiento de esta promesa ya se acercaba, y la devota Jocabed
naturalmente anhelaba la llegada del Libertador y oraba porque no
tardara en llegar ese día, y que paso pues que nació Moisés.
En Hebreos encontramos
las siguientes frases: por fe Moisés, nacido, fue escondido
por sus padres tres meses porque le vieron hermoso niño y no
temieron al mandamiento del rey. Para ello podemos ver dos
razones para su conservación: era “hermoso” y “no temieron al
rey”. Hermoso traducido en el original significa algo más que un
aspecto externo, agraciado, de manera que podemos deducir que Jocabed
percibió e el niño algo que para los demás pasaba despercivido y
que lo hacía diferente a sus hermano, quien os dice que esa madre en
su interior intuía que el niño iba a ser un instrumento escogido
por el Señor, y con esa convicción y poniendo su propia vida en
peligro, escondió al niño del mandato real. Os imagináis esa
situación, tenía que haber tanta fe en esa mujer, tal confianza en
Dios, que nada le importaba del decreto real, sino del temor de
Dios,(quien pudiera meterse en esos momentos históricos como
espectador para poder vivirlo en primera persona, bueno ese es un
sentir mio, sería perdonarme la expresión aunque muy mía no muy
correcta, sería chutarse todo aquello que nos dan las Escrituras en
vena sentir,oír, bueno que me voy de tema).
En el transcurso de las
semanas vio a ser más difícil ocultar al pequeño en la casa, ya
que cabía que algún vecino lo oyera o lo viese y pudiese denunciar
a la madre a las autoridades, y fue esas circunstancias cuando ideo
su plan, imaginamos que había orado mucho antes de hacerlo,,
construyo una arquilla de juncos, la calafateó con brea, metió en
ella a su pequeño para ocultarla entre los juncales en uno de los
remansos del Nilo.
No tenía la menor idea
de cómo el Señor salvaría al niño, pero supo que pudo y confiaba
que lo haría y con tal confianza volvió a su quehaceres.
LA FE MATERNA
Jocabed había dejado a
su hija jugando cerca del escondite con el fin de vigilarlo. Imagino
que no debía ser muy fácil la postura de la niña pues se debía
librar en su corazón una batalla entre la fe y la duda. Por unos
momentos triunfaba la fe en el éxito del plan ingenioso de su madre,
para luego desvanecerse ante los asaltos de la duda, y en medio de
esos pensamientos vio acercarse a la hija del Faraón
Lo que sucedió después
ya lo sabemos (digo para acotar el texto ) la princesa lo vio y quedo
prendada de él y decidió quedarselo.
Recorremos todos esos
momentos y nos quedamos en el que la niña va a buscar a Jocabed para
que se presente como ama para el bebé. Imaginamos como debió ser
ese momento para ella y como antes de abandonar su casa para
dirigirse a palacio donde elevaría su corazón al cielo en una
ferviente plegaría de gratitud y alabanza al Señor por su
maravillosa intervención a favor del pequeño. Nada hay imposible
para Dios, él hace que la ira de los hombres le alabe, de manera que
lo que más extraordinario parece a los hombres, no presenta problema
alguno para el Altísimo. Todo el poderío de la gran nación egipcia
estaba en contra de su siervo Moisés, solamente la abrogación del
edicto por el mismo Faraón o la intervención de un miembro de la
familia real, podría poner a salvo a este niño escogido, y de los
dos, Dios eligió a la princesa como instrumento para adelantar sus
designios en lo tocante a la liberación de su pueblo.
La fe de Jocabed fue
premiada con mucho más de lo que ella había soñado. El niño fue
nuevamente llevado a su lado, su sostén lo cubría la casa real y
por encima de todo recibía sueldo por cumplir las gratas tareas
impuestas por su amor maternal. De esta manera, Jocabed y la hija del
Faraón cooperaron con el Eterno para asegurar la instrucción del
niño, la madre, en la ley de Dios, y la princesa en la sabiduría de
los egipcios.
Este dramático
incidente en la historia del gran líder de Israel, destaca la manera
en que Dios puede valerse de cualquier medio para lograr sus
propósitos. ¿Quien puede oponerse a sus planes sin incurrir en su
propia ruina? A semejanza del Mesías, Moisés nació bajo sentencia
de muerte, sus padres tuvieron que tomar medidas extraordinarias para
salvarle, y Egipto fue la escena de la salvación de ambos, a fin de
que uno llegara a ser el salvador de su nación y el Otro el Salvador
del mundo.
LA ESCUELA MATERNA.
Moisés pasó su niñez
en circunstancias ideales , rodeado del cariño y la piedad de
Jocabed, aprendiendo por precepto y ejemplo lo concerniente al amor
redentor del Dios de Israel. Debió contarle la historia del decreto
real una y otra vez, le contaría probablemente lo burdo del
paganismo de los egipcios y la fidelidad del Señor, resumiendo le
impartiría una educación en su tierna infancia con sumo esmero y
devoción hasta dejar una huella profunda en su corazón, tato que ni
el grosero paganismo de aquella época, ni su posterior
profundización en la ciencia egipcia pudieron disminuir la viva
fuerza de ella.
Cuán fácil es
engañarnos y creer que no es realmente necesario una educación de
las Escrituras y del amor del Señor a los niños muy pequeños hasta
que lleguen a una edad escolar, si Jocabeb hubiera actuado así
Moisés hubiera sido completamente inútil para los propósitos de
Dios. Jocabeb comenzó antes del nacimiento de su hijo, pidiendo en
oración no solamente que Dios la orientara sino que la capacitara
también para hacer lo que estaba en su poder a fin de socorrerlo con
la mayor de las bendiciones, el precepto fiel y el ejemplo noble de
una madre piadosa.
Vayamos un momento a
Esteban cuando en su último sermón dijo: y cuando Moisés hubo
cumplido la edad de cuarenta años, le vino la voluntad de visitar a
sus hermanos, los hijos de Israel. Y vio a uno que era
injuriado, defendible e hiriendo al egipcio, vengó al
injuriado. Pero el pensaba que sus hermanos entendían que Dios les
había de dar salud por sus manos, mas ellos no lo había entendido
Hch. 7: 24-25
De estas palabras
podemos deducir que Moisés sabía que era el elegido de Dios para la
liberación de su pueblo mucho antes de recibir su divina comisión
en Horeb. ¿ Y de quién habría llegado a saber de su futuro papel
si no de los labios de su madre Jocabed.
Sino hubiese sido de
esa forma como pudo decir: Oye Israel, Jehová, nuestro Dios,
Jehová uno es, y estas palabras que yo te mando hoy, estará sobre
tu corazón y las repetirás a tus hijos, y hablaras de
ellas estando e tu casa y andando por el camino y al acostarse y
cuando te levantes…..Dt 6: 4-9.
Siglos después el
sabio Salomón dijo: guarda , hijo mío , el mandamiento
de tu padre y no dejes la enseñanza de tu madre, átalos siempre en
tu corazón……Prv 6:20-23
Se que ha sido extenso
pero me era necesario hacer justo homenaje a la memoria de la digna
Jocabed, quien , a pesar de tenerlo todo en contra y sin vacilar en
su fe, no escatimó esfuerzo alguno para conservar la vida de su hijo
y una vez salvado de un primer peligro se consagró fielmente a
instruirlo en el conocimiento de Dios.
Que mejor testimonio
puede desear madre alguna que el que las Escrituras dan al hijo de
Jocabeb.
Dt 34:10 Nunca más
se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido
Jehová, cara a cara.
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