*Números
13: 27-28
Y les
contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la
que ciertamente fluye leche y miel; y éste es el fruto de ella. Mas el pueblo
que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas;
y también vimos allí a los hijos de Anac.
Tal como se
comento en la primera parte del estudio de Josué, este junto con Caleb y 10 príncipes
fueron a espiar por orden de Moises la tierra que según la promesa debían
conquistar, la tierra prometida. El versículo con el que he empezado muestra la
respuesta que dieron a Moises, Aarón y el resto de la congregación los exploradores
Josué y Caleb. Diez de los mandados a explorar trajeron informe negativo, se
enfrentarían a unos ejércitos mucho mas grandes y poderosos que el suyo, era la
tierra prometida, pero imposible de conquistar presentaron ante los líderes del
pueblo un gran racimo de uvas como muestra de la fertilidad de la tierra
(cortado en el que se llamó Valle de Escol, en hebreo "racimo de").
Los doce
exploradores vieron lo mismo en la tierra prometida y solo dos dijeron
adelante, Josué y Caleb; simplemente por que no interpretaron con los ojos lo
que vieron, tenían lo que los otros diez no; una gran Fe en Dios que les hacia
ver que estando El con su pueblo ningún ejercito por fuerte que fuere podría
interponerse entre ellos y la tierra prometida, no vieron entonces dificultad
ninguna para avanzar a la conquista de su tierra por Dios prometida.
Tras cruzar
el río Jordán nos encontramos con un Josué al frente del pueblo escogido camino
a la conquista de la tierra de Canaán con instrucciones claras que fueron dadas
por Moises al pueblo antes de que este cruzara el río.
.
*Deuteronomio
7: 1-2
Cuando
Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla,
y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al
amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores
y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y
las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni
tendrás de ellas misericordia.
Sabemos que
Dios es bueno y misericordioso, también que es un Dios celoso, pero en su
bondad, amor y misericordia siempre nos da oportunidades para rectificar lo que
esta mal obrado o creído por nosotros. El pueblo escogido, de los que salieron
de Egipto y decidieron no confiar en Dios, ninguno de ellos pisó tierra
prometida; solo dos lo consiguieron, Josue y Caleb. El pueblo de Canaán no era
distinto a cualquier otro pueblo y Dios les dio oportunidad de rectificar y que
dejaran de adorar a Baal, el pueblo de Canaán conocía de Yavé pero no le adoraban
como el único Dios verdadero que es.
*Deuteronomio
9: 4-5
No pienses
en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo:
Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad
de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni
por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la
impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para
confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Como
enfrentarse a un pueblo superior en casi todo al pueblo escogido. El pueblo de
Canaán era un pueblo muy adelantado con respecto al pueblo judío (muy buenos
con el metal, la cerámica, la construcción, con ciudades fuertemente
protegidas), un pueblo judío que llevaba 40 años de nomadismo en el desierto,
lo cual era sinónimo de atraso tanto cultural como artesano.
Aprendió
mucho de los cananeos el pueblo judío, a sembrar y cosechar, a construir
mejores herramientas, mejoras en sus hábitos alimentarios, ya no tendrían que
depender del maná (Josué 5: 10-12). Solo hay una cosa que no debían aprender, y
gracias a eso obtuvieron sus victorias. No debían adorar y servir a los falsos
dioses cananeos, debían seguir siendo fieles a Dios para obtener su tierra
prometida, seguir siendo fieles a la alianza con Dios.
Mandaron
Josué y Caleb espías para informar sobre lo que encontrarían en la ciudad de
Jericó. Estos son ayudados e informados por una mujer, la prostituta Rahab. Los
cananeos sabían de la protección de Dios para con su pueblo, una de estas
ayudas incluso delante de ellos, el cruce del río Jordán; tenían y debían temer
a ese pueblo que gozaba de tanta protección por parte de Dios. Ellos siguieron
adorando a sus dioses. Llego el día para empezar el sitio de la ciudad de
Jericó.
Ahora,
Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie
entraba ni salía. Mas Jehová dijo a Josué:
Mira, yo he
entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. Rodearéis,
pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una
vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas
de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a
la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen
prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina,
todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces
subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.
De esta
manera debían tomar Jericó, así se lo hizo saber Dios a Josué. Así se hizo; y
los siete sacerdotes con sus bocinas, el ejercito rodeando la ciudad y el
pueblo esperando al toque de cuerno para alzar un gran grito unánimemente.......cayeron
las murallas de Jericó y el ejercito avanzo hacia la ciudad "entonces
subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante".
La ciudad fue
completamente destruida, los objetos preciosos cogidos para llevar al Santuario
de Yavé (Josué 6: 24) nada mas debía quedar, tan solo Rajab y sus familiares
fueron respetados en agradecimiento por haber ayudado a los espías enviados
anteriormente por Josué.
Mas Josué
salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella
tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los
mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.
Josué en la
toma de Jericó tan solo respetó la vida de los únicos cananeos que habían
ayudado al pueblo de Dios en señal de agradecimiento. Tan solo se salvó quien sirvió
a los propósitos de Dios ayudando a su pueblo. Ante el grito unánime del pueblo de Dios no hay obstáculo
que se interponga en su camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario