Después de
la resurrección de Lázaro de Betania se reunió el consejo del sanedrín, estaban
asustados ante la gran popularidad que tenía en esos momentos Jesús de
Nazareth; aparece en escena Caifás (José Caifás o Cayafás) como sumo sacerdote,
perteneciente a la secta de los saduceos:
Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él,
esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos;
Sumo sacerdote durante el “reinado”
de Tiberio Cesar (Lucas 3: 2), nombrado por el procurador Valerio Grato en el
18 DC hasta el 36 DC, año en que fue depuesto por el emperador Aulo Vitelio.
Sabemos que era muy servil al poder
romano, todos los saduceos lo eran, aunque a vista de sus acciones tan solo por
interés personal, por decirlo de alguna manera los saduceos eran la “clase alta
de la sociedad judía”, de entre ellos salían los sumos sacerdotes, siempre
nombrados e impuestos por el poder romano, a cambio podían presumir de tener un
gran trato de favor por parte del poder opresor.
Como saduceo su posición sobre el
resucitar era el no creer en ella. Los saduceos negaban, entre otras cosas, la
inmortalidad del alma y la resurrección (mateo
22: 23 “Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay
resurrección,…”).
Aconsejó al sanedrín la necesidad de
la muerte de Jesús de Nazareth, por causas políticas, pero gracias a ese
“consejo” y su resultado hoy en día podemos decir que somos salvos y dar Gloria
a Dios por ello.
Juan 11: 49-50
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo
sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos
conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
Antes de la pascua judía, Caifás,
reunió a los dirigentes del pueblo escogido en su palacio para maquinar una
conspiración contra Jesús a fin de que fuese prendido y poder darle muerte.
La conspiración contra Jesús ya
estaba en marcha y el motivo final fue la resurrección de Lázaro; sin vuelta
atrás, sabemos que se pudo realizar cuando Judas les allanó el camino con su
traición.
Como buen saduceo odiaba todo lo que
hiciera referencia a Nuestro Señor; también fue parte del juicio contra Pedro y
Juan tan solo por cometer el “delito” de predicar al Hijo de Dios resucitado.
Podríamos decir que la principal
tarea, la que le quitaba el sueño a Caifás, fue la de apartar de la escena
publica judía a Jesús de Nazareth utilizando para ello cualquier artimaña,
incluida la mentira y el falso testimonio.
Caifás fue uno de los brazos
ejecutores que condujeron a Jesús a la cruz, los causantes fuimos el hombre y
sus pecados que nos apartan de Dios.
La primera persona ante quien Cristo
fue conducido la noche de su arresto fue Anas, este envió a Jesús a casa de
Caifás, que reunido con el sanedrín interrogó nuevamente a Jesús.
Numerosos falsos testigos no
pudieron aportar ningún tipo de motivo para condenar a Jesús a muerte, que es
lo que buscaban. Tan sólo cuando Jesús se declaró Hijo de Dios fue cuando
Caifás, en señal de indignación monto en cólera, consideró blasfemia las
palabras del Señor y montó el teatro de rasgar sus vestidos para condenar a Jesús.
Mateo 26: 63-66
Entonces
el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si
eres tú el
Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que
desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado
a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del
cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha
blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?
He
aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo
ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!
Jesús fue a partir de ese momento escupido,
golpeado y mofado por todos los presentes. En el patio del palacio de Caifás fue
donde Pedro negó al Señor, mientras El, dentro, estaba siendo interrogado por el sanedrín.
Aun con todo el poder que ostentaba
Caifás otorgado por los romanos, este no podía dictar sentencia de muerte, por
ley esa potestad quedaba relegada para los gobernantes romanos.
Juan 12: 28-31
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al
pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no
contaminarse, y así poder comer la pascua. Entonces salió Pilato a ellos, y les
dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? Respondieron y le dijeron: Si
éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado. Entonces les dijo
Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron:
A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie; para que se cumpliese la
palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
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