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miércoles, 18 de septiembre de 2013

PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO



La parábola de hoy es como decir mi parábola, me gusta de manera especial, es sobre la que se predicaba el día que acepté públicamente al Señor, seguro es conocida por tod@s, pero hoy empezaré diciendo que volváis a leerla en vuestra Biblia, la tenéis concretamente en el evangelio de Lucas, capitulo 15, entre los versículos 11 y 32.
Habiéndola leído ya, vamos a empezar describiendo a los personajes que en ella aparecen. Concretamente son tres.
Tenemos al padre que no es otro que la representación de Dios en esta parábola, tenemos a los dos hijos, el mayor que representa al pueblo de Israel, y el menor que es la representación de los gentiles de la época, los que dieron la espalda a Dios para disfrutar de los placeres mundanos, aun habiendo sido alcanzados por la Gracia de Dios.
La parábola en sí esta centrada en el hijo menor que es el que con sus actos nos muestra las tres fases de lo que es concretamente el regreso de un Cristiano alejado del Señor.
Todo lo tenemos en El, pero muchas veces por no saber, o aún sabiendo donde estas los limites de la libertad que se nos dá terminamos alejándonos de El, volviendo al mundo. Nos muestra esta parábola el como nos apartamos de El, atraídos por los placeres de la carne, nos muestra las consecuencias del pecado, donde nos conduce, nos muestra la solución, que no es otra que el arrepentimiento que debemos tener y, por último el que para mi es el hecho más significativo de esta parábola, el gran Amor y el perdón de Nuestro Padre.
Representa al inicio de esta parábola a cualquiera que ya siendo hijo de Dios decide apartarse de El, que realmente no tiene a Dios ni en su mente ni en su corazón, si, conoce a Dios, cree en El, pero vemos aquí al hombre que sigue amando al mundo, al hombre auto suficiente espiritualmente hablando, al que cree que hay un Dios pero no lo necesita en su vida, no es capaz de encontrarle en ningún lado, y mucho menos buscarle, acercarse a El.
Yo lo compararía hoy en día al creyente que en un momento dado decide abrazarse al mundo, decide que no necesita a Dios y vive conforme a sus reglas de hombre aun conociendo la única verdad.
Podríamos comparar los bienes del padre de la parábola con los bienes del Padre, todas las bendiciones y su Gracia, pues tod@s poseemos en mayor o menor medida sus bendiciones y todos somos poseedores de su Gracia.
Dios nos da libertad, nos deja hacer, nos muestra lo correcto, como quiere que seamos, nos marca las pautas, nos muestra el camino, pero siempre nos deja libertad para elegir, y es en esta libertad donde aparece el hijo menor, utiliza esta libertad para tener una vida alejada de su padre, una libertad que le conduce al fracaso.
Tras una vida de derroche, mundana, llena de vicios y libertinaje llega el momento en que la herencia se acaba, queda arruinado, no tiene ni para alimentarse, tiene hasta que ansiar comer lo que comen los cerdos (animal impuro en esa época) y esto le hace reflexionar, esta hundido, acabado como ser humano, casi sin ropa, descalzo, llega a la conclusión de que donde siempre estará bien es con su padre, volviendo no tendrá ya mas necesidad de nada conoce el camino de regreso y lo toma, cabizbajo y con temor a ser rechazado. Las desgraciadas situaciones en las que se encuentra se debe a la consecuencia de su pecado no son un castigo del Padre.
Tenemos al Padre que, por otro lado, cada día sale al camino para intentar divisar a lo lejos la silueta del hijo perdido, desea que vuelva y esta triste por no tenerlo junto a el, anhela el regreso de su hijo perdido.
En este hecho nos explica que nuestro Padre es paciente, con un inconmensurable Amor hacia cualquiera de sus hijos, no quiere perdernos, sabe que si queremos conocemos el camino de vuelta, pero nos sigue dando libertad para escoger, seguirá triste, llorando nuestra perdida, pero siempre dispuesto a acogernos en sus brazos, a bendecirnos con su amor, a protegernos. Y es exactamente lo que hace, no le reprocha nada, no le pide explicaciones, simplemente ve que vuelve y sale a su encuentro, le acoge en sus brazos y le besa. Cuan paciente y lleno de Amor es el Padre para con tod@s, conoce todo lo que hemos hecho, como somos verdaderamente, conoce nuestros pecados, nuestro carácter orgulloso y aún así se acerca corriendo para cobijarnos en su infinita bondad, El siempre acude a quien le necesita, siempre.
Y el hijo mayor, el primogénito, el que siempre ha estado siendo fiel al Padre, sometido a su voluntad, reprocha al padre que se celebre con tanta alegría el regreso del menor, el siempre a estado ahí y nunca ha tenido tanta fiesta. El hijo mayor es el obediente, siempre al lado del Padre, el Cristiano fiel a sus creencias, pero no por eso esta libre de pecar, y aquí vemos como ejemplo los celos, la soberbia, por que al pecador que regresa se le acoge tan bien, yo siempre he sido fiel y no soy tan bendecido; si, nunca te has apartado del Padre, pero tampoco estas tu libre de pecar, de hecho estas haciéndolo ahora mismo. Ningun@ estamos exentos del pecado, aun pensando que nuestra vida es ahora correcta se nos esta avisando de que podemos convertirnos en cualquier momento en otro hijo pródigo.
Debemos alegrarnos de la vuelta del hermano, unirnos a la fiesta y no tener actitudes egoístas, celosas, exigir lo mismo por creernos mejor que los demás, el Amor del Padre es para tod@s y debemos ser agradecidos por ello pero no de una manera interesada, con humildad y alegrándonos que cada día regresen hermanos menores, incluso, aun que sea muy osado al decirlo, adelantarnos al Padre para acercarlos más hacia El.

Hasta aquí lo que es la enseñanza de esta Parábola, ahora me gustaría exponeros una manera particular que tengo de interpretarla, quizás no os guste, pero es como yo la siento, seguramente pensareis que no es así, que estoy loco:
Para mi el personaje más importante de esta parábola no es el hijo que vuelve, no es el pecador arrepentido, para mi es el Padre, es Dios.  El hijo solo busca un interés personal en su regreso, un bienestar, una protección, de ahí que busque una excusa para volver, pide trabajo, es la manera de volver sin arrepentirse totalmente de todos los actos cometidos que de Dios(El Padre) le apartaron, conoce el camino de vuelta y lo toma.
Pienso yo que en esta parábola el verdadero arrepentimiento se produce cuando el padre le perdona sin reproches, es entonces cuando es consciente el hijo del dolor y tristeza que  provocó a su padre por alejarse de el, es cuando siente que a pesar de todo lo hecho mal, sigue el Padre teniendo un inmenso Amor por el, una gran felicidad por su regreso.
Esta parábola a mi entender tiene como mensaje final, no el del hijo “viva la vida”, apartado del Padre, sus consecuencias, arrepentimiento y regreso, yo personalmente lo enfocaría, como tema central, como el del Padre que espera con Amor y paciencia la vuelta de su hijo amado, corriendo hacia el con los brazos abiertos, el hijo no vuelve arrepentido, vuelve por necesidad, es el Padre el que muestra la alegría, el Amor hacia
el, es el Padre quien a través de sus actos y sentimientos consigue que el hijo verdaderamente se arrepienta, es el Padre quien celebra por todo lo alto el regreso del hijo pródigo, y repito, a mi entender.
Cada día tenemos que volver al Padre como hijo pródigo, cada día tenemos algo de que  arrepentirnos, nosotr@s siempre fallamos, El esta siempre ahí, esperando cada día nuestro regreso, y como ya dije, sin reproches con Amor.
 










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