Hijo de
Manoa, casado este con una mujer esteril, podemos ver en Jueces 13: 3 como es
anunciado su nacimiento por un ángel. Su familia vivía en Zora, ciudad
fronteriza entre Judá y Dan, aproximadamente a unos 22 Km al Oeste de
Jerusalén.
*Jueces 13: 2-5
Y había un hombre de Zora, de la
tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había
tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que
tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un
hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí
que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza,
porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar
a Israel de mano de los filisteos.
Estaba
destinado Sansón a ser nazareo (apartado, consagrado, separado). Sabemos por
las escrituras que Sansón poco caso hizo a lo que significaba el ser nazareo
(ver Números 6: 1-21) ya antes de nacer se sabia como debía encaminar su vida. Como
apunte general te digo que no podía tomar bebidas alcohólicas, no podía
acercarse a ningún cadáver, no cortarse el pelo, debía vivir en santidad,
estaba separado por voluntad de Dios a ser utilizado por El Espíritu para
libertar a su pueblo de la opresión filistea.
Todo lo que
sabemos de Sansón está escrito en La Palabra, sus amores, sus luchas, su fin…
en el Libro de Jueces del 13 al 16.
Para no
hacer muy extenso este estudio nos centraremos simplemente en lo que se puede
aprender de la vida de Sansón.
Antes de
seguir… una pequeña pregunta; ¿Dónde residía la fuerza de Sansón?, la gran
mayoría responderíamos en su pelo, en su larga y abundante cabellera. Veremos
ahora poco a poco donde residía realmente esa fuerza descomunal.
Sansón a lo
largo de los años aprendió que debía mantenerse bajo la protección del
Espíritu, vivir de manera que no fuera contraria a la voluntad del Padre,
estaba destinado a ministrar bajo el poder del Espíritu apartándose de todo
mal, consagrado a El.
Tenia
Sansón una faceta que le impedía realmente el estar en obediencia, por decirlo
de una manera suave diré que le gustaban demasiado las mujeres.
Sabemos por
las Escrituras que como mínimo fueron tres sus “amadas”, primero una mujer
filistea (jueces 14), después una ramera en Gaza (Jueces 16) y finalmente fué
Dalila en Timnat, otra prostituta.
Es de
suponer con este currículo que hubieron más mujeres en su vida, aun que no
tengamos constancia de ellas.
Un hombre
fuerte, con una fuerza sobrenatural, llegó a matar un león con sus manos
desnudas, vencer a los soldados filisteos con la única ayuda como arma de una
quijada de asno (http://www.elgozodelacruz.blogspot.com.es/2013/11/quien-o-que-es-tu-filisteo.html),
fue capaz de coger 300 zorras y juntándolas de dos en dos atarles ramajes a sus
colas para después prenderles fuego y quemar los campos sembrados de los
filisteos, cargar a hombros las enormes puertas de una ciudad y subirlas a lo alto
de una montaña.
Es casi
seguro que la parte más conocida de Sansón es cuando fue hecho prisionero y
después de que le cegaran sacándole los ojos fue encadenado a dos columnas ya con
su abundante melena rapada.
Sansón
llevó una vida en la que podemos decir que podían más sus escarceos amorosos,
su pasión desenfrenada, su abandono en cuanto a llevar una vida consagrada al Espíritu,
y aún así Dios no le dejo nunca solo.
Toda su
fuerza residía en el poder de El Espíritu, en el poder de Dios, si Sansón venció
en sus luchas fue por que Dios a través del Espíritu le daba la victoria a
Sansón.
Vemos en
Sansón a un hombre utilizado al servicio y voluntad de Dios que no supo
aprovechar todo lo que El Padre le había concedido. Era Sansón muy
desagradecido en el sentido que no se conoce que pidiera nunca consejo al Padre
de cómo utilizar sus bendiciones.
Vemos como
con Dalila se dejo engañar por los placeres de la carne, antepuso su placer a
la voluntad de Dios, se aparto del Padre y este le dejo de bendecir, se rindio al final Sansón a los sutiles y frecuentes ataques del enemigo en forma de bella mujer, el enemigo conocia la debilidad de Sansón.
Después de
toda una vida contraria a lo que de el se esperaba el Padre decidió que Sansón
ya no estaría bajo la sombra del Espíritu, que no sería bendecido con todo el
poder que tenía y no supo aprovechar precisamente por creerse el dueño de su
poder.
¿No crees tu
que si Dios hubiera decidido que aun sin su pelo conservara su fuerza lo
hubiese hecho?
Cuando
cualquier hombre debe caminar en santidad nunca debe dejar de dar Gloria al
Padre de cualquier logro que tenga, el hombre consagrado a Dios tan solo es un
instrumento de El.
Un hombre a
Dios consagrado puede mezclarse con el mundo tan solo si es voluntad del Padre,
no se debe mezclar y mucho menos entregarse al mundo y sus placeres tal como
hizo Sansón dejando a Dios en un segundo plano.
Sansón no
supo decir NO al mundo y sus placeres, se volvió orgulloso del que creía su poder, llegó a confiar más en el mismo y el
que el creía su poder que en el dador de su fuerza y astucia.
Vivimos
como Sansón en un mundo lleno de enemigos, de filisteos agazapados y esperando
que nuestra concupiscencia nos ponga del lado contrario al que debemos ir,
mujeres y hombres como Dalila que nos tentaran poco a poco, un día y otro,
hasta que al fin caigamos en el pecado, será el momento en que el resto de
filisteos modernos se nos echen encima para apresarnos.
Si Sansón
hubiese sabido decir no a tiempo al pecado, no dejarse llevar por las
corrientes mundanas, agradecer al Padre todo lo que era, darle a El Gloria por
cada victoria conseguida y no vanagloriarse de todos sus logros hubiera sido un
buen juez.
Apresado,
ciego, atado con cadenas que ya no podía romper, se encuentra solo y atado a la
rueda de un molino, dando cada día vueltas sin parar, motivo de burla y
carcajada por parte de sus captores.
Lo único
que podía esperar ya Sansón era la muerte, seguro ahora comprendía todo lo que
su loca vida le había hecho perder; de tener un enorme poder y una muy buena
posición ante el pueblo judío a no tener nada, estar cautivo por el enemigo de
su pueblo, de los cuales el tenia que liberarles, seguro que en esos momentos
estaría clamándole al Padre que acabase con su sufrimiento.
Dios volvió
a bendecirle una vez más con la suficiente fuerza como para derribar las
columnas y con eso hacer caer toda la edificación. Se había apoyado a ellas con
la intención de vengarse de sus captores matándoles en el derrumbe. Le había
crecido un poco el pelo y regresó a el la suficiente fuerza como para
conseguirlo, volvió el poder del Espíritu.
Entre risas
y burlas, menosprecios y humillaciones, tan solo estaba ahí Sansón para que los
filisteos pudieran divertirse a su costa, para presentárselo a su dios Dagón
como señal de victoria.
Fue la última
demostración de lo que hizo el poder de Dios utilizando a Sansón, el también
murió, pero no victima por voluntad de Dios, victima de su vida bendecida pero
apartada de la voluntad del Padre, victima de su vida de pecado.