En tiempos
de Jesús habían dos tipos de personas a las cuales se les hace referencia
numerosas veces en la Palabra.
Eran estos
dos tipos de personas totalmente opuestos, como la cara y la cruz de cualquier
moneda.
Nos
encontramos primero con los publicanos; eran los judíos dedicados a recoger los
impuestos exigidos por el imperio romano entre su propio pueblo. Es decir;
recogían bienes del pueblo judío, su propio pueblo para entregárselos a Roma y
su imperio, al pueblo opresor.
Compraban los publicanos a Roma los derechos de recoger esos impuestos. Adelantaban dicha suma a Roma, perfecto para los romanos pues recibían la totalidad de lo que debían cobrar sin ningún tipo de problemas. Ya habiendo cobrado Roma se dedicaban a cobrar esos impuestos para recuperar su dinero, pero debían sacar algún beneficio y, estando por Roma autorizados cobraban de más a su propio pueblo con la intención de sacar enormes beneficios. Por decirlo de otra manera, estaban robándole legalmente a su propio pueblo, a sus hermanos. Eran apartados de todo entre los suyos, ni siquiera podían acudir a los templos. Normalmente se les veía en compañía de todo tipo de marginados sociales, sobre todo de prostitutas.
Compraban los publicanos a Roma los derechos de recoger esos impuestos. Adelantaban dicha suma a Roma, perfecto para los romanos pues recibían la totalidad de lo que debían cobrar sin ningún tipo de problemas. Ya habiendo cobrado Roma se dedicaban a cobrar esos impuestos para recuperar su dinero, pero debían sacar algún beneficio y, estando por Roma autorizados cobraban de más a su propio pueblo con la intención de sacar enormes beneficios. Por decirlo de otra manera, estaban robándole legalmente a su propio pueblo, a sus hermanos. Eran apartados de todo entre los suyos, ni siquiera podían acudir a los templos. Normalmente se les veía en compañía de todo tipo de marginados sociales, sobre todo de prostitutas.
En la otra
cara de la moneda tenemos a los fariseos.
El nombre
fariseo significa “separado”. Al principio eran los que buscaban la separación
de todo lo desagradable a los ojos de Dios, separados de todo tipo de pecado.
Eran considerados los líderes espirituales del pueblo de Dios, los estudiosos de la Ley, por lo tanto ejercían gran influencia sobre el pueblo judío.
Evitaban cualquier tipo de contacto con los publicanos (uno de los principales motivos por el que criticaban a Jesús de Nazareth pues frecuentemente se le veía como sabes acompañado de ellos).
Para ellos, para los fariseos, predicarle a los publicanos era como predicarle a las piedras, una perdida de tiempo, por lo tanto no lo hacían y era además muy mal visto también el compartir mesa con ellos, cosa que Jesús si hacía.
Creían los fariseos que simplemente cumpliendo la Ley de los ancianos serian salvos a ojos de Dios y esta actitud les hacia despreciar al resto del pueblo y sobre todo a los publicanos. Se consideraban los únicos salvos por ser cumplidores de un sistema religioso que realmente les apartaba de salvación, se consideraban también salvos por las obras que hacían.
Eran considerados los líderes espirituales del pueblo de Dios, los estudiosos de la Ley, por lo tanto ejercían gran influencia sobre el pueblo judío.
Evitaban cualquier tipo de contacto con los publicanos (uno de los principales motivos por el que criticaban a Jesús de Nazareth pues frecuentemente se le veía como sabes acompañado de ellos).
Para ellos, para los fariseos, predicarle a los publicanos era como predicarle a las piedras, una perdida de tiempo, por lo tanto no lo hacían y era además muy mal visto también el compartir mesa con ellos, cosa que Jesús si hacía.
Creían los fariseos que simplemente cumpliendo la Ley de los ancianos serian salvos a ojos de Dios y esta actitud les hacia despreciar al resto del pueblo y sobre todo a los publicanos. Se consideraban los únicos salvos por ser cumplidores de un sistema religioso que realmente les apartaba de salvación, se consideraban también salvos por las obras que hacían.
Jesús de
Nazareth los tachaba de hipócritas!
Intentaban los fariseos destruir la buena reputación que empezaba a tener El Señor por el hecho de juntarse El con marginados y pecadores a sus ojos.
Intentaban los fariseos destruir la buena reputación que empezaba a tener El Señor por el hecho de juntarse El con marginados y pecadores a sus ojos.
¿Entonces
por qué escogió Jesús a un publicano como su discípulo siendo éste un pecador
notorio, y en cambio no llamó a ningún fariseo a ser discípulo suyo ya que eran
tan religiosos? ¿No te parece que con esta actitud parecía que a Jesús no le
importaba mucho el pecado?
Precisamente
por este motivo escogió Jesús a un publicano, por ser apartado y rechazado por
casi todos, en especial los fariseos. Por ser considerado hacedor de grandes
pecados. Para demostrar a todos, sobre todo a los fariseos, la gran misericordia
de Dios, que la salvación no hace distinción entre nadie, tan solo para quien
decida seguir a Jesús y vivir según sus enseñanzas hay salvación.
Quizás también escogiera El Señor a un publicano para poner a prueba al resto de discípulos, quizas para ver su reacción y si podian aceptar a un publicano, un gran pecador apartado de la Ley y opresor economico de su propio pueblo, como hermano.
Quizás también escogiera El Señor a un publicano para poner a prueba al resto de discípulos, quizas para ver su reacción y si podian aceptar a un publicano, un gran pecador apartado de la Ley y opresor economico de su propio pueblo, como hermano.
Lo
importante es notar que Jesús no rechaza al pecador. Pero igualmente cierto es
que en ninguna manera él aprobaba el pecado, de hecho, su intención es siempre
la de transformar al pecador en una persona justa y santa, tal como hizo con
Leví, un publicano, y con otros muchos.
Ya sabes
que era muy mal visto y reprochable el juntarse con pecadores y publicanos. Jesús
comparaba el pecado con la enfermedad. Realmente estaba diciendo y
demostrándole a los hipócritas fariseos que El, el que venia a curar, era a los
que estaban enfermos, o sea, a los pecadores:
¿Qué médico no se acercaría a los enfermos?
Aprendemos también que debemos reconocer nuestra enfermedad, nuestro pecado, para ser conscientes de que debemos ir al médico, acercarnos al Señor para ser sanados.
Hoy en día encontramos tambien mucho fariseo que cree ser salvo y desprecia a los demás pero es incapaz de ver y reconocer sus pecados. Todos somos en mayor o menor medida enfermos de pecado, pero no todos reconocemos la enfermedad que padecemos, no todos vamos al médico.
¿Qué médico no se acercaría a los enfermos?
Aprendemos también que debemos reconocer nuestra enfermedad, nuestro pecado, para ser conscientes de que debemos ir al médico, acercarnos al Señor para ser sanados.
Hoy en día encontramos tambien mucho fariseo que cree ser salvo y desprecia a los demás pero es incapaz de ver y reconocer sus pecados. Todos somos en mayor o menor medida enfermos de pecado, pero no todos reconocemos la enfermedad que padecemos, no todos vamos al médico.
Por que
eran tratados igual que lo que ellos consideraban pecadores. Al no querer
reconocer sus pecados, pues eran los únicos que intentaban cumplir a la
perfección la Ley Mosaica, creían que todos los demás no podían ser salvos solo
por el hecho de vivir apartados de la Ley, por no esforzarse como ellos en
cumplirla. Para los fariseos era como si Jesús no tuviese en consideración todo
el esfuerzo que realizaban para cumplir la Ley, era un insulto hacia ellos que
los publicanos y pecadores fueran tratados en igualdad de condiciones.
Ellos no querían mezclarse con el pecado para permanecer salvos, tal como se comportaba Jesús era decirles que todo lo que hacían no servia para nada y esto hería su ego.
Jesús les demostraba que acercándose al pecado, al enfermo, era la única manera de sanarles, de ser salvos. No se podía presentar una salvación clasista como ellos hacían, debían aprender a predicar entre pecadores sin dejar de cuidarse ellos mismos. Es decir Jesús predicaba a pecadores sin tener que pecar El por mezclarse entre ellos; es como si nosotros predicásemos a un alcohólico y no por eso tendríamos que acabar bebiendo, no por predicar entre prostitutas tienes que acabar utilizando sus servicios.
Quizas este yo equivocado pero personalmente creo que los fariseos lo que tenían era miedo de contagiarse si predicaban entre pecadores pues sabían de sus luchas en contra del pecado, además de no querer compartir la salvación con lo que ellos despreciaban, tenian en este sentido una actitud muy egoísta en referencia a la salvación. Practicaban una religión egoísta y egocéntrica y no podían permitir que en su cara se dijera que era un error su manera de proceder. El Señor a todos nos mira por igual.
Ellos no querían mezclarse con el pecado para permanecer salvos, tal como se comportaba Jesús era decirles que todo lo que hacían no servia para nada y esto hería su ego.
Jesús les demostraba que acercándose al pecado, al enfermo, era la única manera de sanarles, de ser salvos. No se podía presentar una salvación clasista como ellos hacían, debían aprender a predicar entre pecadores sin dejar de cuidarse ellos mismos. Es decir Jesús predicaba a pecadores sin tener que pecar El por mezclarse entre ellos; es como si nosotros predicásemos a un alcohólico y no por eso tendríamos que acabar bebiendo, no por predicar entre prostitutas tienes que acabar utilizando sus servicios.
Quizas este yo equivocado pero personalmente creo que los fariseos lo que tenían era miedo de contagiarse si predicaban entre pecadores pues sabían de sus luchas en contra del pecado, además de no querer compartir la salvación con lo que ellos despreciaban, tenian en este sentido una actitud muy egoísta en referencia a la salvación. Practicaban una religión egoísta y egocéntrica y no podían permitir que en su cara se dijera que era un error su manera de proceder. El Señor a todos nos mira por igual.
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