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lunes, 17 de febrero de 2014

REBECA UNA MUJER MANIPULADORA.


El matrimonio de Rebeca con Isaac puede describirse como “hecho en el cielo”. Su historia la encontramos en Gn 24. A pesar del comienzo tan hermoso que tuvo esta pareja su relación y su vida hogareña se desmoronaron. Rebeca nunca aprendió a administrar exitosamente su hogar.
Podemos aprender mucho de la vida de Rebeca, aunque sea un ejemplo de lo que no debemos hacer. Su vida tuvo muchos problemas.
La primera parte de la historia cuenta como Rebeca conoció a Isaac, el hijo que Dios le había prometido a Abraham y a Sara. Abraham dejó su tierra natal para seguir la dirección de Dios a la tierra que Él les había prometido a Abraham y a sus descendientes. Cuando Sara murió, Abraham se negó a sepultarla entre la gente de esa tierra y se compró una parcela para la tumba de su esposa. Igualmente, cuando llegó la hora de buscar una esposa para Isaac, Abraham se opuso a que su hijo se casara con una hija de los idólatras que poblaban esa tierra.
Por ello, Abraham envió a su siervo más confiable a buscar una esposa para su hijo Isaac. Cuando este criado encontró a los familiares de Abraham, les explicó el propósito de su regreso. En Gn 24: 42-47 el criado explica como conoció a
Rebeca y llegó a la casa del hermano de Abraham. El criado se dio cuenta de inmediato que la mano de Dios le había guiado hasta Rebeca. Ella era pariente de Abraham, justamentede la familia a quien él había venido a buscar. El criado se inclinó y adoró a Dios.
Los familiares de Rebeca también reconocieron la mano de Dios y le dijeron al criado que podía llevarse a Rebeca, si ella estaba dispuesta a ir. La respuesta la encontramos en Gn24: 58.
Rebeca juntó sus pertenencias y los sirvientes que le asignaron y partió con el criado de Abraham a un lugar desconocido para casarse con un hombre desconocido. Al responder “ si iré “ expresó su deseo de obedecer a Dios. La pregunta que quizás deberíamos hacernos es si estamos dispuestos a seguir a Dios adonde Él guíe cuando su dirección está claramente definida. Gn24: 63-67 cuenta lo que ocurrió cuando Isaac y Rebeca se conocieron.
Así pues, Rebeca e Isaac se enamoraron, se casaron y disfrutaron de la bendición de Dios en sus vidas. Pero después de 20 años de casados aún no tenían hijos. Isaac oró a Dios, pidiendo un hijo y Dios contestó su oración dándole mellizos varones. Aún antes que los mellizos nacieran, Rebeca sentía una lucha en su interior. Le preguntó a Dios sobre esto. Dios le explico que ella esperaba mellizos.
La profecía de Dios con respecto a los mellizos, dada antes de que ellos nacieran se encuentra e Gn 25:23 Y le respondió el Señor, Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas, El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo y el mayor servirá al menor. Si seguimos leyendo en Gn25: 27-28 vemos que Y crecieron los niños y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo , pero Jacob era varón quieto que habitaba en tiendas.
Y amó Isaac a Esaú, porque comía de su caza, más Rebeca amaba a Jacob.
Esaú y Jacob iban creciendo, y luchaban continuamente entre sí. Un día Esaú regresó del campo débil y hambriento. Como en ese momento tenía tanta hambre, le vendió a Jacob su derecho de herencia como hijo primogénito por solo un plato de comida. Esto le dio a Jacob una porción más grande de la herencia así como también una mayor bendición espiritual.
Como Isaac ya era viejo y había perdido la vista, un día, decidió que había llegado la hora de bendecir a su hijo mayor. Rebeca se percató de lo que iba a suceder. Ella quería que fuera Jacob, su hijo favorito, quien la recibiera y no
Esaú. Así que convenció a Jacob para que engañara a Isaac y hasta le ayudó a hacerlo. Así fue como Jacob recibió la bendición final que Isaac pretendía darle a Esaú.
Cuando Esaú descubrió lo que había ocurrido, estaba tan enojado que quería, matar a Jacob. Para salvarle la vida, Rebeca mandó a Jacob a la casa de su hermano Labán. Jacob vivió y trabajo allí durante mas de veinte años. Cuando finalmente regresó a su hogar, Rebeca ya había muerto. Debido a su engaño, Rebeca nunca más pudo ver a su hijo preferido.
Veamos que paso con el hogar de Isaac o Rebeca, ¿ cuándo comenzaron a fallar? Después de un comienzo tan hermoso, una pareja perfecta unida por Dios, tendría que haber vivido feliz para siempre. ¿Qué podemos aprender de Rebeca ¿
Recordemos primero la fe absoluta en Dios que Rebeca demostró cuando le dijo al criado de Abraham “si iré “. Estuvo dispuesta a ir a una tierra desconocida para ser la esposa de un hombre desconocido, ¿Tenemos esa clase de fe en Dios?
Sin embargo Rebeca se olvidó de la soberanía de Dios, Dios le había dicho que el hijo mayor serviría al pequeño. Tendría que haber confiado en Dios y esperando que Él actuara. En lugar de ello, tomó el asunto en sus propias manos. Es tan fácil para nosotras pensar que necesitamos ayudar a Dios. Pensamos que podemos planificar nuestra vida para facilitarle la tarea a Dios. ¡ somos tan necios que cometemos el mismo error una y otra vez!
Rebeca era una mujer hermosa que tenía muchas virtudes, era inteligente, amable, vivaz con gran iniciativa y fuerte de carácter, sin embargo, permitió que su amor por su hijo la convirtiera en una mujer tramposa, capaz de traicionar a su propio esposo.
No sigamos el mal ejemplo de Rebeca, más bien, dejemos que Dios controle nuestra personalidad por medio de su Espíritu. Podemos confiar que Dios cumplirá su perfecta voluntad en nuestras vidas y en la de nuestros hijos.
Prov.14:1 La mujer sabia edifica su casa, más la necia con sus manos la derriba
Deberíamos preguntarnos si estamos edificando o derribando nuestros hogares.

                                                                                                                                
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