El matrimonio de Rebeca
con Isaac puede describirse como “hecho en el cielo”. Su historia
la encontramos en Gn 24. A pesar del comienzo tan hermoso que tuvo
esta pareja su relación y su vida hogareña se desmoronaron. Rebeca
nunca aprendió a administrar exitosamente su hogar.
Podemos aprender mucho
de la vida de Rebeca, aunque sea un ejemplo de lo que no debemos
hacer. Su vida tuvo muchos problemas.
La primera parte de la
historia cuenta como Rebeca conoció a Isaac, el hijo que Dios le
había prometido a Abraham y a Sara. Abraham dejó su tierra natal
para seguir la dirección de Dios a la tierra que Él les había
prometido a Abraham y a sus descendientes. Cuando Sara murió,
Abraham se negó a sepultarla entre la gente de esa tierra y se
compró una parcela para la tumba de su esposa. Igualmente, cuando
llegó la hora de buscar una esposa para Isaac, Abraham se opuso a
que su hijo se casara con una hija de los idólatras que poblaban esa
tierra.
Por ello, Abraham envió
a su siervo más confiable a buscar una esposa para su hijo Isaac.
Cuando este criado encontró a los familiares de Abraham, les explicó
el propósito de su regreso. En Gn 24: 42-47 el criado explica como
conoció a
Rebeca y llegó a la casa del hermano de Abraham. El criado se dio cuenta de inmediato que la mano de Dios le había guiado hasta Rebeca. Ella era pariente de Abraham, justamentede la familia a quien él había venido a buscar. El criado se inclinó y adoró a Dios.
Rebeca y llegó a la casa del hermano de Abraham. El criado se dio cuenta de inmediato que la mano de Dios le había guiado hasta Rebeca. Ella era pariente de Abraham, justamentede la familia a quien él había venido a buscar. El criado se inclinó y adoró a Dios.
Los familiares de
Rebeca también reconocieron la mano de Dios y le dijeron al criado
que podía llevarse a Rebeca, si ella estaba dispuesta a ir. La
respuesta la encontramos en Gn24: 58.
Rebeca juntó sus
pertenencias y los sirvientes que le asignaron y partió con el
criado de Abraham a un lugar desconocido para casarse con un hombre
desconocido. Al responder “ si iré “ expresó su deseo de
obedecer a Dios. La pregunta que quizás deberíamos hacernos es si
estamos dispuestos a seguir a Dios adonde Él guíe cuando su
dirección está claramente definida. Gn24: 63-67 cuenta lo que
ocurrió cuando Isaac y Rebeca se conocieron.
Así pues, Rebeca e
Isaac se enamoraron, se casaron y disfrutaron de la bendición de
Dios en sus vidas. Pero después de 20 años de casados aún no
tenían hijos. Isaac oró a Dios, pidiendo un hijo y Dios contestó
su oración dándole mellizos varones. Aún antes que los mellizos
nacieran, Rebeca sentía una lucha en su interior. Le preguntó a
Dios sobre esto. Dios le explico que ella esperaba mellizos.
La profecía de Dios
con respecto a los mellizos, dada antes de que ellos nacieran se
encuentra e Gn 25:23 Y le respondió el Señor, Dos naciones hay
en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas, El un
pueblo será más fuerte que el otro pueblo y el mayor servirá al
menor. Si seguimos leyendo en Gn25: 27-28 vemos que Y
crecieron los niños y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo
, pero Jacob era varón quieto que habitaba en tiendas.
Y amó Isaac a Esaú,
porque comía de su caza, más Rebeca amaba a Jacob.
Esaú y Jacob iban
creciendo, y luchaban continuamente entre sí. Un día Esaú regresó
del campo débil y hambriento. Como en ese momento tenía tanta
hambre, le vendió a Jacob su derecho de herencia como hijo
primogénito por solo un plato de comida. Esto le dio a Jacob una
porción más grande de la herencia así como también una mayor
bendición espiritual.
Como Isaac ya era viejo
y había perdido la vista, un día, decidió que había llegado la
hora de bendecir a su hijo mayor. Rebeca se percató de lo que iba a
suceder. Ella quería que fuera Jacob, su hijo favorito, quien la
recibiera y no
Esaú. Así que convenció a Jacob para que engañara a Isaac y hasta le ayudó a hacerlo. Así fue como Jacob recibió la bendición final que Isaac pretendía darle a Esaú.
Esaú. Así que convenció a Jacob para que engañara a Isaac y hasta le ayudó a hacerlo. Así fue como Jacob recibió la bendición final que Isaac pretendía darle a Esaú.
Cuando Esaú descubrió
lo que había ocurrido, estaba tan enojado que quería, matar a
Jacob. Para salvarle la vida, Rebeca mandó a Jacob a la casa de su
hermano Labán. Jacob vivió y trabajo allí durante mas de veinte
años. Cuando finalmente regresó a su hogar, Rebeca ya había
muerto. Debido a su engaño, Rebeca nunca más pudo ver a su hijo
preferido.
Veamos que paso con el
hogar de Isaac o Rebeca, ¿ cuándo comenzaron a fallar? Después de
un comienzo tan hermoso, una pareja perfecta unida por Dios, tendría
que haber vivido feliz para siempre. ¿Qué podemos aprender de
Rebeca ¿
Recordemos primero la
fe absoluta en Dios que Rebeca demostró cuando le dijo al criado de
Abraham “si iré “. Estuvo dispuesta a ir a una tierra
desconocida para ser la esposa de un hombre desconocido, ¿Tenemos
esa clase de fe en Dios?
Sin embargo Rebeca se
olvidó de la soberanía de Dios, Dios le había dicho que el hijo
mayor serviría al pequeño. Tendría que haber confiado en Dios y
esperando que Él actuara. En lugar de ello, tomó el asunto en sus
propias manos. Es tan fácil para nosotras pensar que necesitamos
ayudar a Dios. Pensamos que podemos planificar nuestra vida para
facilitarle la tarea a Dios. ¡ somos tan necios que cometemos el
mismo error una y otra vez!
Rebeca era una mujer
hermosa que tenía muchas virtudes, era inteligente, amable, vivaz
con gran iniciativa y fuerte de carácter, sin embargo, permitió que
su amor por su hijo la convirtiera en una mujer tramposa, capaz de
traicionar a su propio esposo.
No sigamos el mal
ejemplo de Rebeca, más bien, dejemos que Dios controle nuestra
personalidad por medio de su Espíritu. Podemos confiar que Dios
cumplirá su perfecta voluntad en nuestras vidas y en la de nuestros
hijos.
Prov.14:1 La mujer
sabia edifica su casa, más la necia con sus manos la derriba
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