DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ EN LA WEB:

El ministerio en la web:

Siguenos en la web Siguenos en Facebook Siguenos en Blogger Siguenos en YouTube Síguenos en Twitter Siguenos en Pinterest Siguenos en Tumblr Siguenos por RSS

TRADUCTOR/TRANSLATE

TRADUCTOR/TRANSLATE

TRADUCTOR/TRANSLATE

English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

MAS IDIOMAS// MORE LANGUAGES

sábado, 29 de marzo de 2014

SALMO 6




Jehová, no me reprendas en tu enojo, Ni me castigues con tu
ira. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; 2
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi al- 3
ma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericor- 4
dia. Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol, 5
¿quién te alabará? Me he consumido a fuerza de gemir; To- 6
das las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con
mis lágrimas. Mis ojos están gastados de sufrir; Se han enve- 7
jecido a causa de todos mis angustiadores. Apartaos de mí, 8
todos los hacedores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la
voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová 9
mi oración. Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis 10
enemigos; Se volverán y serán avergonzados de repente.


Esta semana vamos a tratar el Salmo 6, al que llamaremos Humillándonos ante el dolor.
En el Salmo 6 vemos el alma confrontada con Dios Padre. Gracias al libro de los Salmos nos sentimos muchas veces identificados con el salmista y a pesar del tiempo sus angustias, sus tribulaciones, en el fondo son las mismas que produce dolor al hombre, al creyente hoy y en todos los tiempos.
Vamos a dividir este Salmo en tres partes:

Reconociendo nuestro dolor.
Reconociendo nuestro estado espiritual.
Reconociendo nuestros privilegios ante Dios.

RECONOCIENDO NUESTRO DOLOR.

En este primer apartado y al leerlo cuidadosamente en que estado estamos, como esta nuestra vida, tomando conciencia de que es lo que nos produce ese dolor, esa aflicción.

Jehová, no me reprendas en tu enojo, Ni me castigues con tu
ira.

En este primer versículo nos damos cuenta del temor que existe entre el salmista hacia la ira de Dios. Cuando nos encontramos atravesando un momento de dolor, de angustia es indicativo de que algo no va bien a nuestro alrededor, en nuestra vida, ya que hasta el alma se siente atribulada. Pero David refleja muy bien la situación, cuando tomamos conciencia de que existe algo que puede desatar la ira de Dios, es porque sabemos que ante sus ojos algo no hemos hecho correctamente y de la misma manera, sabemos al leer las Escrituras , que Dios castiga a los hijos de la desobediencia, son algunas las ocasiones que hemos pecado sin ser conscientes de ello, por tanto he aquí la importancia de ser examinados diariamente para saber en que falta incurrimos y poder arrepentirnos, sin tener que volver a caer en ella, porque en el momento de ser examinados si conocemos la característica de ese pecado y volver a incurrir en el, es cuando nuestra angustia es como la del Rey David, aflicción y temor ante Dios

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen

En el versículo 2 nos damos cuenta de que hay un reconocimiento de nuestra flaqueza, del motivo por el cual sentimos desfallecer, y no necesariamente se podría tratar de una enfermedad física, sino como le ocurre al salmista una enfermedad espiritual producida como hemos aclarado antes a consecuencia de una desobediencia, que al ser consciente de ella y antes de pedir perdón, del arrepentimiento y reconocer la gran misericordia de Dios, el salmista reconoce lo que Dios puede hacer en virtud de lo que él ha cometido, es por ello que vemos como evidencia su estado de dolor, de tribulación, suplicándole al Padre que reconozca su debilidad y que no lo castigue.


Mi alma también está muy turbada; Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

En el versículo 3 encontramos la expresión de la propia tribulación. David esta diciendo: pecamos y pecamos sin sentir pizca de remordimiento, pero hay un momento, un instante que no tenemos la sensación que el cielo cae sobre nosotros y es cuando tomamos conciencia del error y abrimos esa línea de comunicación con lo mas Santo, es toma una conciencia clara, el remordimiento se hace palpable, es como si dijéramos : “ Oh Padre, Señor mío has estado esperando a que me arrepienta “


Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; Sálvame por tu misericordia.

Es en este versículo 4 donde se esta confesando, poniendo de manifiesto lo que necesita en su vida. Esta reconociendo que por el motivo que fuese se había perdido la comunicación con El.( cuantas veces ocurre lo mismo en los baches del creyente). Esta diciendo : a pesar de todo, vuélvete a mi Oh Señor, quiero estar cara a cara contigo, cobijarme bajo tu amor, quiero sentir que voy de la mano otra vez contigo.
En el Salmo no vemos el porque David llego a esa citación, lo mismo ocurre con nosotros, no sabemos ni el como ni el porque, pero nos encontramos como David, humillándonos mediante el dolor, la angustia, tomando conciencia de nuestra aflicción.
El versículo 4 expresa claramente una aflicción verdadera, el haber perdido la comunión, la relación, la confianza con el Padre, pero hermanro@s reconocer nuestro dolor, nuestra aflicción es nuestro deber, y al igual que el Rey David debemos implorar a Dios para que no nos trate como a unos rebeldes sino como a uno de sus hijos,

Haciendo un poco de resumen de este primer punto diríamos: en tiempo de dolor, humillación, suplicar que no nos tenga por rebeldes sino como hijos ante el reconocimiento de la ira de Dios, mediante un reconocimiento también de nuestra flaqueza y nuestro estado moral y espiritual.

RECONOCIENDO NUESTRO ESTADO.


Me he consumido a fuerza de gemir; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas

Vemos un primer reconocimiento en la vida de David de un espíritu que se encuentra constreñido, y sabe que por si solo no puede sanarse, no puede arrancar ese remordimiento, siente que en su vida no hay ya paz. (¿ Te suena esa sensación? Por suerte o por desgracia a mi si).


Mis ojos están gastados de sufrir; Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores

En el versículo 7 encontramos algo práctico y real. El reconocimiento de nuestro estado espiritual podemos verlo de dos formas:

1-el gozo que sentimos.

2- La expresión de nuestro rostro, sabemos que un hombre que confía en Dios, que esta en paz tiene un rostro que refleja un espíritu gozoso.

Pero es aquí cuando nos damos cuenta en los versículos 6 y 7 que David muestra que sus dificultades espirituales lo han consumido, que su gemir no ha sido suficiente para sacarlo de ese estado, ya no es aquel joven pastor, su rostro esta envejeciendo, resultado de cómo se encuentra su alma, y vuelvo a repetir han pasado los siglos pero el sentimiento es el mismo, cuando el creyente siente que ya ha llegado al límite de sus fuerzas, que todos los recursos ya se han acabado es cuando se abre en canal ante el Creador y le explica como se siente ( y lo sabemos, lo sabemos y alguna vez seguimos llegando al límite en lugar de abrirnos al Señor todos los días).
Entonces podemos decir que hasta que no asumamos y reconozcamos nuestro estado espiritual ante el Señor no podrá existir ni paz ni reconciliación, la humillación del espíritu nos hará encontrar nuevamente esa paz que tenemos en el Señor.

RECONOCIMIENTO DE NUESTROS PRIVILEGIOS ANTE DIOS.

Apartaos de mí todos los hacedores de iniquidad; Porque Jehová ha oído la
voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová. Mi oración

En los versículos 8 y 9 David nos muestra el reconocimiento de los privilegios que le son suyos como hijo del Altísimo, ¿ y cuales son esos privilegios? La seguridad de que Dios nos oye, ¿pero que debemos hacer para que Dios nos oiga? El Sal 66:18

Si en mi corazón hubiese yo  mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado

Nos da la respuesta. Aquí podemos ver notoriamente que si sabemos guardar nuestro corazón de iniquidad podremos orar y clamar a Dios, mas si por lo contrario seguimos inmersos en la iniquidad no oirá nuestro gemido, y alguno se preguntara ¿porque? Porque Dios primero pide santidad y luego es cuando nos escuchara.

Ya haciendo un resumen de todo este Salmo diremos: humillación en tiempo de dolor, de tribulación, por tanto reconocimiento de ese dolor, ser conscientes que Dios puede descargar su ira, no justifarnos, buscar excusas por lo hecho sino reconocer que nuestro dolor no viene por la perdia o lo sucedido a causa del pecado, sino de haber cortado la comunicación con el Señor, de dejar de escuchar lo que Dios demanda y que lo que hemos perdido es esa comunicación con El.
Podemos llorar hasta el extremo mas exhaustante pero si no reconocemos que necesitamos del Padre, seguiremos angustiados.
Que solo existe una forma por la cual Dios puede ayudarnos, cuando con una sinceridad verdadera nos humillamos y buscamos al Señor y sentirnos gozosos cuando volvemos a estar en Paz y sentirnos gozosos.

imprimir entrada

No hay comentarios: