Padre de
Juan el Bautista, casado con Isabel (o Elisabeth, como prefieras), descendiente esta de Aarón. Sacerdote de
profesión (de la clase de Abías).
En Lucas 1:
5-23 tenemos explicada la historia de cómo se le apareció un ángel de Dios,
para decirle que sería bendecido por el Padre con un hijo al que debería
llamarle Juan, el que conocemos como El Bautista.
Preciosa
bendición, pues esta era la espina que tenia en el corazón clavada Zacarías. Su
mujer no podía tener hijos y ambos ya contaban con cierta edad.
*Lucas 1: 6
Ambos eran justos a
los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y
preceptos del Señor.
Así nos
describe La Palabra
como eran Zacarías y su esposa.
Muchas
veces aún siendo fieles al Padre actuamos y pensamos como hombres.
Imaginemos
ahora a Zacarías ante la aparición del ángel de Dios, diciéndole este que
tendría un hijo; siendo ya de avanzada edad se le presenta una duda, como puede
ser que a su edad su esposa pueda tener un hijo.
Le había
tocado ese día entrar en el Santuario para quemar el incienso y se le aparece
el ángel Gabriel para dar respuesta a su deseo de ser padre, como hombre duda
ante tan preciosa anunciación.
Seguimos
imaginando esta escena y vemos que aún siendo Santo primero siente un cierto
temor ante la aparición del ángel, aun estando después tranquilizado por este le
surge la duda; esta dudando ya no de que realmente esa aparición fuera fruto de
su imaginación, Zacarías era consciente de que realmente tenia delante un
enviado de Dios, dudaba de el mismo y de su esposa olvidando completamente en
ese instante de que para Dios no hay nada imposible.
El ángel
enviado esta diciéndole a Zacarías que el y su esposa han sido elegidos por
Dios para ser utilizados según sus planes, Zacarías y su esposa Isabel son
elegidos por Dios y esto implica que serán instrumentos de El. Dios esta
pidiendo que se colabore con sus planes y dejarle hacer pues cualquier logro
conseguido, tener un hijo en este caso, es Gloria a El.
*Lucas 1: 19-20
El Ángel le respondió: «Yo soy
Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y
anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día
en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se
cumplirán a su debido tiempo»
El dudar de
el poder de Dios utilizando el cuerpo de su mujer para engendrar a través de el
ya siendo anciano tiene como consecuencia el dejarle sin habla hasta que
acontezca todo.
Como
hombres podemos entender a Zacarías y sus dudas pero no como hijos de Dios,
nunca se debe dudar del poder Divino, nada hay que no sea posible por su
voluntad.
Como
hombres muchas veces deseamos que todo acontezca como nosotros queremos o
creemos que debe acontecer, la verdad es que al igual que Zacarías en ese
momento, olvidamos que Dios esta detrás de todo lo que consigamos, por muy
difícil que parezca, por no decir imposible. Nada hay que Dios no logre, nunca
debemos ponerlo en duda.
Podemos
pensar que durante los cinco meses en que su mujer estuvo oculta hasta que el
embarazo fuera visible y obvio Zacarías estuvo dando gracias a Dios, pidiendo
perdón por su falta momentánea de Fe.
No por
llevar una vida justa y en obediencia cumplimos la voluntad del Padre, Zacarías
entendió, y debemos entender nosotros, que simplemente la humildad ante Dios y
el aceptar sus promesas con Fe nos hacen ser preciosos instrumentos en sus
manos, que siempre seremos bendecidos con lo imposible estando en acepción
siempre de Su voluntad y sin dudar de ella. Aprendemos también que no debemos
ayudarle, El solo nos pide que aceptemos humildemente ser sus colaboradores y
que nos dejemos hacer sin dudar ni de nuestra capacidad ni de sus promesas. Quizás
creamos que no somos capaces de cualquier cosa pero a menudo olvidamos que El
Padre está con nosotros y si El quiere seremos capaces de lo imposible si
aceptamos su voluntad humildemente.
Ha los ocho
días del nacimiento del niño y estando reunidos para circuncidarle surgió la
pregunta de cual sería el nombre del recién nacido.
*Lucas 1: 63-64
Este pidió una pizarra y escribió: «Su
nombre es Juan». Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías
recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Tal como le
había dicho el ángel, cuando fuera esto cumplido volvería a hablar. Después de
todos esos meses en silencio, meditando lo que le sucedía, todo lo que estaba
aconteciendo, no había desde hace ya tiempo ningún tipo de duda en referencia a
lo que el ángel le anuncio. Tan solo podían salir en ese momento de su boca
palabras de agradecimiento, palabras de Gloria hacia Dios.
Ahora ya entendía
Zacarías muchos aspectos de su vida; siempre había estado controlada por El
Padre y uno de los preciosos resultados era el niño que ahora estaba ante el.
Sin saberlo
el se había convertido en el padre del Precursor del Mesías, sabia que ese hijo
estaba destinado a servir a Dios desde el momento que fue concebido.
Lo que no
sabia todavía, aun que con el tiempo lo sabria pues seguramente no se parecia lo que el esperaba a lo que necesitaba Dios de ese niño.
Ese hijo sería quien preparase los caminos antes del
comienzo del Ministerio de Jesús de Nazareth.
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